Y a esta hora sorda de paladares amargos,
invades mi certeza vaga y apacible,
atraviesas mi coraza de razones inválidas,
y cuelgas una estela de sueños inconclusos
sobre la puerta que aun no cierras.
Volverás preparando tus alas para el siguiente vuelo,
arrojando trozos de un tiempo que nunca beberemos
Y en el espacio que ocupa tu bicicleta, un fantasma de madera inerte
me recordará los caminos que nunca recorrimos.
Febrero 5, 2012
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